
El gesto de Dompé no parece nostálgico, sino más bien afirmativo; hay aquí una voluntad de recuperar algo de ese sentido perdido. En la instalación que hoy presenta, la escena es el instante previo a una batalla, a esa hora del amanecer cuando los guerreros se reúnen con las primeras luces y se preparan para el combate. La instalación es como un rompecabezas que invita al espectador a la indagación de esos elementos dispersos que hablan de una experiencia, hoy perdida, de la guerra, una experiencia que aparece en muchos textos canónicos de las culturas antiguas.
Los más de 35 guerreros son construidos por el artista en madera, hierro, cobre, cuero y materiales reciclados de uso rural, partes de cosechadoras y arados, entre otros
Visistar http://www.hernandompe.com/spa.htm
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